Los perros: grandes aliados en la tercera edad
Es sabido que los perros pueden resultar terapéuticos para las personas. Tanto para las que tienen algún tipo de discapacidad física o mental como para aquellas que necesitan compañía.
En el caso de los adultos mayores, un perro puede ayudarles mucho en su día a día, ya sea para sentirse queridos, acompañados, para estar ocupados o, incluso, para motivarles a realizar ejercicio físico a diario y así, tener un envejecimiento activo.
Beneficios de los perros en las personas mayores
Los beneficios de los perros en la tercera edad son tantos que, en muchos centros de día y residencias geriátricas, apuestan por la terapia con estos animales para potenciar el desarrollo físico y mental de los mayores.
A continuación te explicamos cuáles son los principales:
Aumentan la autoestima y la felicidad
A medida que envejecen, las personas van perdiendo paulatinamente responsabilidades, como por ejemplo las laborables; pierden vida social y tienen mucho más tiempo libre desocupado. Esto les puede hacer sentir solos, o incluso, que no sirven para nada. Tener un perro a su cuidado les ayudará a sentirse responsables de nuevo.
Fomentan la actividad física
Sacar a pasear al perro dos veces al día es una de las mejores opciones para mantenerse activos y hacer ejercicio al aire libre. Mejora el estado de las articulaciones y también la salud del corazón.
Estimulan la mente
Los perros proporcionan estimulación mental a los mayores a través de los sentidos, además de por el hecho de tener que estar pendientes de sus cuidados.
Aportan responsabilidades de nuevo
Tener un animal de compañía les obliga a mantener una serie de rutinas diarias: asearlo, peinarlo, darle de comer y beber, jugar, etc. Indirectamente cuidar de otro y sentirse bien por hacerlo activa también las ganas de hacerlo de sí mismos.
Aumentan la sociabilidad y reducen la soledad
Debido a la pérdida de responsabilidades y a la disminución de las actividades diarias, muchas personas mayores pueden llegar a aislarse de la sociedad.
Salir a la calle con sus mascotas puede convertirse en la excusa perfecta para socializar e interactuar con otras personas, tener animadas conversaciones y sacarles durante unas horas al día de la monotonía de sus hogares.
Aportan seguridad
Cuando por la edad se ven reducidas las capacidades de movilidad y de atención, convivir con un perro puede alertar a los vecinos con sus ladridos en el caso de una caída o algún otro contratiempo.
Proporcionan lazos afectivos
Las mascotas aportan el contacto físico que muchos mayores pueden echar en falta: caricias, abrazos, besos, etc. El cariño entre dueño y animal está asegurado.
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