Anciano elegante en casa sentado en la mesa tomando un zumo de naranja

Pérdida de apetito en la tercera edad: Causas y cómo afrontarla

La pérdida de apetito en la tercera edad es un problema frecuente que puede tener diversas causas, desde cambios en el metabolismo hasta problemas de salud más serios. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta transformaciones que afectan tanto al sistema digestivo como a la percepción del hambre. Si bien una ligera disminución en el apetito es normal, una pérdida prolongada puede tener consecuencias graves, como la desnutrición o la pérdida de masa muscular, lo que afecta directamente la calidad de vida de las personas mayores.

Causas comunes de la pérdida de apetito

  1. Cambios metabólicos: Con el envejecimiento, el cuerpo necesita menos calorías para funcionar, lo que disminuye la sensación de hambre.
  2. Problemas dentales: Dolor o incomodidad al masticar debido a la pérdida de dientes o el mal ajuste de las dentaduras puede hacer que las personas mayores eviten ciertos alimentos.
  3. Medicamentos: Algunos medicamentos pueden reducir el apetito o alterar el sabor de los alimentos.
  4. Problemas emocionales: La soledad, la depresión o el duelo pueden afectar negativamente el apetito en la tercera edad.
  5. Enfermedades crónicas: Condiciones como el cáncer, las enfermedades del corazón o el Alzheimer también pueden influir en la pérdida de apetito.

Consecuencias de la pérdida de apetito

Si no se aborda adecuadamente, la pérdida de apetito puede llevar a:

  • Desnutrición: Falta de nutrientes esenciales para el funcionamiento del cuerpo.
  • Pérdida de masa muscular: Con el tiempo, la disminución de la ingesta calórica y proteica puede generar una pérdida significativa de músculo, afectando la movilidad y aumentando el riesgo de caídas y lesiones, entre otras consecuencias.
  • Sistema inmunológico debilitado: La falta de nutrientes esenciales puede comprometer la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.

¿Cómo mejorar el apetito en la tercera edad?

Si un ser querido o una persona mayor a su cargo está experimentando una disminución en el apetito, aquí algunos consejos prácticos:

  1. Ofrecer comidas pequeñas y frecuentes: En lugar de tres comidas grandes, es recomendable dividir las porciones en cinco o seis comidas más pequeñas a lo largo del día e, incluir en estas alimentos ricos en nutrientes o suplementación para poder llegar más fácilmente a los requerimientos.
  1. Aumentar la variedad y atractivo de los platos: Un plato colorido y apetecible puede estimular el interés por la comida.
  2. Ajustar la textura de los alimentos: Si existen problemas para masticar, optar por alimentos blandos, sopas o purés.
  3. Hacer de las comidas un momento social: Comer en compañía puede motivar a las personas mayores a comer más.
Familia multigeneracional almorzando juntos en casa. La atención se centra en una mujer sonriente que trae comida y vino a la mesa.
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  1. Consultar al médico: Si la pérdida de apetito es prolongada o significativa, es importante consultar a un profesional para descartar problemas de salud subyacentes.

Conclusión

La pérdida de apetito en la tercera edad no debe tomarse a la ligera. Entender sus causas y buscar soluciones adecuadas puede mejorar significativamente la calidad de vida de nuestros mayores. Si notas cambios en el apetito de un ser querido, no dudes en actuar y buscar apoyo médico cuando sea necesario.