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Soledad en las personas mayores

Se calcula que en España hay unos 2 millones de hogares unipersonales habitados por personas mayores de 65 años. Este dato pone de manifiesto la magnitud de la soledad de las personas mayores en este país.

Tipos de soledad

Si bien es cierto que en ocasiones podemos llegar a experimentar satisfacción en periodos de soledad en los que aprovechamos para estar en contacto con nosotros mismos, el término soledad se suele emplear cuando la persona sufre un malestar debido a la falta o a la limitación no deseada de relaciones afectivas.
Vemos que la soledad no siempre es un sentimiento negativo, por lo que conviene diferenciar entre soledad objetiva y soledad subjetiva. La soledad objetiva se refiere a la falta de compañía y no siempre implica una vivencia desagradable para el individuo, ya que puede ser una experiencia buscada y enriquecedora, aunque la mayoría de estas personas se haya visto obligada a ello. La soledad subjetiva, la padecen las personas que se sienten solas. Es un sentimiento doloroso y temido por un gran número de personas mayores, en ningún caso es una situación buscada.
En estos casos, la soledad puede originar sentimientos negativos como: hostilidad, resentimiento, tristeza y ansiedad.

Cómo afecta la soledad en las personas mayores

Los efectos de la soledad en la salud de las personas mayores son muy variados e incide de múltiples maneras:

  • Salud mental: la soledad aumenta el riesgo de depresión, en especial en aquellos casos en que la soledad se produce de manera sobrevenida o inesperada. Además, la soledad se relaciona con el aumento de consumo de alcohol, peor calidad del sueño y una mayor incidencia de ansiedad.
  • Demencia: diversos estudios han demostrado un aumento en el riesgo del deterioro cognitivo y demencia, dando peores puntuaciones en los diferentes tests neuropsicológicos. Eso es debido a la disminución de las relaciones sociales.
  • Malnutrición: en situación de soledad, las personas mayores descuidan la alimentación y eso repercute en una malnutrición y un peor control de las enfermedades cardiovasculares y diabetes.
  • Enfermedades óseas: al reducir las salidas a la calle por falta de compañía se produce un empeoramiento de las enfermedades tipo óseo, como la artrosis. También hay que tener en cuenta el riesgo de infecciones por falta de higiene.
  • Accidentes domésticos: al estar solos hay más riesgo de accidentes domésticos y de no ser atendidos rápida ni adecuadamente.

Vivir solos

Aun así, la decisión de vivir solos es respetable, solo se deben tomar medidas especiales en su día a día para prevenir accidentes. Para evitar complicaciones, es recomendable seguir una serie de recomendaciones, como hablar a diario con los familiares, instalar ciertas medidas de seguridad (barras de sujeción, suelos antideslizantes…), tener siempre un teléfono disponible y realizar actividades sociales (acudir a un centro de día, salir a pasear con vecinos…).
Para asegurar vuestra tranquilidad y su bienestar, podéis contratar nuestro servicio de cuidado y acompañamiento a personas mayores. Así, recibirá la atención que necesita en su propia casa, sin tener que cambiar su entorno ni sus rutinas.

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