¿Qué es el síndrome del cuidador quemado y cómo prevenirlo?

El síndrome del cuidador quemado es la sobrecarga tanto física como emocional que pueden llegar a sufrir los cuidadores de personas dependientes. Sobre todo, si estos cuidan a personas con enfermedades crónicas y/o degenerativas, sin perspectivas de mejora.

Las enfermedades llegan cuando uno menos se lo espera y, por supuesto, trastornan la vida de las personas enfermas, pero, a veces, nos olvidamos que también pueden afectar de manera indirecta a la gente que convive con ellas. Solemos oír que la salud es lo más importante, y no es en vano: la alteración de la salud de una persona, no solo disminuye la autonomía de esta, sino que trastorna por completo su vida y la de su cuidador.

Una persona que es dependiente necesitará de una tercera persona para poder satisfacer sus necesidades básicas. Enfermedades como la demencia, el Alzheimer o la bipolaridad, en las que el enfermo puede tener comportamientos inesperados y episodios de crisis que alteran su personalidad, suponen una carga emocional muy fuerte para el acompañante.

Señales del síndrome del cuidador quemado

Sentir confusión es muy habitual cuando se cuida de alguien. Muchas veces nos vienen a la cabeza pensamientos contradictorios. La culpabilidad y la frustración son sentimientos recurrentes que vienen dados por situaciones que no podemos controlar, pero que querríamos controlar.

Muchas veces expresar estos sentimientos puede ser un tema tabú e incluso te puedes llegar a sentir juzgado por otros. Por eso, es importante reconocer las señales que indican que puedes estar sufriendo el síndrome del cuidador quemado:

• Problemas para dormir.
• Cansancio y fatiga persistente.
• Dificultad para concentrarse.
• Pérdida de memoria.
• Pérdida del interés en actividades que antes solían gustarte.
• Ansiedad y estrés.
• Impaciencia.
• Aislamiento social.
• Dolores de cabeza y/o en cervicales.
• Apatía general.
• Cambios de humor.

¿Cómo prevenir el síndrome del cuidador?

Tu prioridad eres tu

Ver a un ser querido en una situación de dependencia puede llegar a ser triste y frustrante. Es por eso que se intenta depositar toda la energía en mejorar su calidad de vida, pero, a veces, lo que ocurre es que al centrarse tanto en el cuidado de la otra persona, se pasa por alto cuidar de uno mismo. Si no lo haces, además de poner en riesgo tu salud, será imposible cuidar de la persona dependiente.

Tu prioridad es cuidar de ti, y, aunque a veces sea complicado, es muy importante hacer un pequeño esfuerzo para:

• Cuidar tu alimentación.

• No dejar de lado tus aficiones.

• No perder el contacto con los amigos.

• Encontrar tiempo para uno mismo.

• Expresar tus sentimientos.

• Dejarse ayudar (que es lo que resulta más difícil).

Infórmate bien

Es relevante informarse bien acerca de la enfermedad y conocer todas sus fases. Con el objetivo de saber cómo actuar, pero también para evitar la frustración y mentalizarse de las consecuencias que conlleva dicha enfermedad.

Pide ayuda

En las ocasiones más complejas, se debe aceptar la situación y entender que uno solo no puede llevar todo el cargo de la responsabilidad. Pedir ayuda es primordial para garantizar tu calidad de vida y la de la persona en estado de dependencia.

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Fuente:

https://blog.fpmaragall.org/sindrome-del-cuidador-que-es-y-como-prevenirlo