¿Qué es la distimia y cómo afecta a las personas mayores?
La vejez lleva consigo una serie de cambios físicos y anímicos, que muchas veces pasan por alto al resto de la población. La distimia o trastorno depresivo persistente puede desencadenarse como consecuencia de estos cambios.
Hoy, desde Home Server queremos explicaros de que se trata, ya que la mayoría de la gente la desconoce. La distimia es un tipo de depresión que puede alargarse durante meses o años. Sus síntomas son leves, por eso resulta más difícil de detectar y, en algunas ocasiones, si su detección es tardía, puede llegar a desencadenar una depresión mayor.
Síntomas de la distimia
La distimia puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más frecuente en las personas mayores. Sus principales síntomas son:
- Menor energía.
- Tristeza y ansiedad.
- Irritabilidad.
- Dificultad de concentración acompañada de incapacidad para tomar decisiones.
- Sentimiento de culpabilidad debido a la disminución de sus capacidades físicas. Esto les hace sentir poco útiles o, incluso, como una carga.
- Alteraciones del sueño y del apetito.
- Aislamiento social.
- Síntomas físicos como dolor de cabeza o dolor muscular, entre otros, que no responden al tratamiento. Todos ellos provocados por la propia depresión.
¿Qué factores pueden ayudar a desencadenar este tipo de trastorno?
En primer lugar, en cualquier tipo de depresión, la predisposición genética y el tipo de personalidad de las personas afectadas tienen un importante peso.
En segundo lugar, las personas con enfermedades crónicas pueden ser más vulnerables frente a este tipo de trastornos. Esto se debe a que están en sufrimiento constante por culpa de los síntomas causados por la patología que padecen.
Por último, en el caso de las personas mayores, otro de los factores incidentes es la soledad. Pasar mucho tiempo solos puede provocarles desinterés, desmotivación, apatía, etc., lo que normalmente les lleva a realizar cada vez menos tareas y actividades y puede terminar desencadenando un trastorno depresivo.
En caso de que aparezca, de forma persistente, alguno de los síntomas mencionados anteriormente lo más adecuado es que se visite a un médico. Además, si la persona mayor está sola es recomendable que reciba atención por parte de un/a cuidador/a.
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